Este es el único edificio que queda del período incaico en Cajamarca; el único, pero no el menos importante. Fue aquí donde fue encarcelado el emperador Atahualpa, que había subestimado las fuerzas de los cien españoles que desembarcaron en sus costas. Cayendo en una trampa, fue encarcelado y se exigió un rescate por su liberación. En esta habitación con techo bajo, puertas y ventanas en forma de trapecio (típico de la arquitectura Inca), uno puede imaginar los últimos días del último emperador Inca antes de su ejecución. Se dice que el rescate exigido fue para llenar la habitación de oro hasta la altura del brazo levantado del Inca... A la entrada del sitio, se pueden admirar pinturas modernas que cuentan la historia de Atahualpa y el final del reinado inca.